En la actualidad escuchamos hablar de muchos estilos de crianzas alternativas, lo cual es muy positivo: la crianza respetuosa, la crianza con apego, la crianza positiva, la crianza democrática, la crianza consciente, etc. Cada una tiene sus lineamientos generales y aunque coinciden en muchos también varían en otros. Pero hay un eje en la que todas coinciden y es el énfasis en el desarrollo emocional saludable de los hijos cuyos pilares son el respeto en todos sus niveles, la empatía, la resiliencia, la atención plena y especial consideración con las etapas neurobiológicas y conductuales por la que atraviesan los niños durante su crecimiento y desarrollo.
Es interesante observar como padres y cuidadores que muestran interés en aplicar estos estilos parentales en general tienen el preconcepto de que estos tipo de crianza se limitan al niño, son externos, cuando es todo lo contrario ya que implican un largo camino de autoconocimiento e introspección.
Por eso puedo afirmar que la única forma de poder abordar estos estilos de crianza es haciendo las paces con nuestra historia personal. La paternidad es una caja de pandora de la que sale una cascada de asuntos pendientes, de sentimientos reprimidos, dominados o dormidos y no queda otra que trabajarlos y superarlos lo mejor que se pueda para poder ser los guías y facilitadores que nuestros hijos se merecen.
Como se dice en la calle: no podemos amar a nadie si no nos amamos a nosotros primero, a lo que yo agrego que no podemos criar a nadie en el respeto si no nos respetamos a nosotros mismos y a nuestra pareja, no podemos criar un niño seguro de sí mismo si todavía nos cuesta tanto amarnos por quienes somos, no podemos criar hijos felices si nuestro concepto de felicidad sigue siendo errado, no podemos criar niño emocionalmente inteligentes si no somos resilientes.
No podemos proyectar nuestra mejor versión de padres si no hemos perdonado a los nuestros por los inevitables errores y les hemos pedido disculpas por juzgarlos tan duramente. Todos estos puntos nos van tocando a lo largo del camino de la crianza y nos invitan a leer mucho, a formar una tribu de pares, a aprender estrategias y herramientas nuevas, nos empujan a auto- analizarnos, nos obligan a ser mejores, a dejar ir.
La crianza con apego, y especialmente la crianza consciente, nos hacen caer en la cuenta que el trabajo no empieza por los hijos sino por uno mismo y ese es un regalo muy especial que yo no me esperaba. Porque mientras los hijos crecen, crecemos nosotros con ellos, mientras desarrollan su inteligencia emocional quizás con muchos menos vicios que nosotros, somos nosotros los que, trabajo mediante, los vamos alcanzando a ellos a su nivel para ir a la par, para aprender y crecer en el amor, la confianza, la tolerancia, el respeto, la armonía y la creatividad.
Nuestros hijos son nuestra segunda oportunidad de ser quienes siempre quisimos ser pero no pudimos por el contexto, por la falta de herramientas emocionales de nuestros padres, por el adoctrinamiento, por perseguir un falso ideal de felicidad.
La buena noticias es que siempre estamos a tiempo de ser luz.
Por Ana Acosta Rodríguez, Mamá Minimalista.
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Excelente mensaje, pocas veces se habla de la autosanacion para ser padres sanos.
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Gracias Paulo, de a poco vamos despertando…
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Hola Ana!
Me gustan todos tus posts pero este, además de estar divinamente escrito, me toca en lo personal porque si bien he ido (y sigo claro!) trabajando muchas áreas “rotas” de mi historia y el vínculo con mi pareja y como equipo de crianza, llegando a un lugar en el que me siento conforme con los seres que estamos criando y guiando, el tema de la relación propia con mis padres es EL TEMA. Tengo clarísimo que tengo que sanar, dejar ir, perdonar, empatizar y hacerme cargo de mis propios demonios para poder de verdad estar en paz….pero la realidad es que cada día mucho más con el resentimiento y la impotencia de la figura de mi vieja y su accionar cotidiano y pasado….CHAN! Por lo menos lo asumí y lo estoy tratando , por mi y por mis hijos; no quiero que la vean y la sientan como la veo y la siento yo. Propósito de año nuevo. Gracias por Compartir .
Besote
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Gracias Eliana! Tus comentarios siempre me tocan tan de cerca. Te cuento que El Paso mas importante ya lo diste y es el asumir que hay un conflicto. Nosotras no podemos ni debemos lograr que nuestras mamás comulguen con nosotras o acepten nuestro estilo de crianza porque no nos corresponde, ellas tienen su propia vida y su propio camino. Lo único que podemos hacer es aceptarlas como son, ellas seguramente están felices con su vida y personalidad y las que tenemos el problema somos nosotras así que nos toca resolverlo y a ellas les toca resolver las diferencias que tienen con nosotras: ese es su problema, no el nuestro. Desde que acepté que no era mi responsabilidad lograr que mamá piense como yo y la acepté aun en nuestras diferencias mi vida y mi relación con ella mejoraron muchísimo. Es complicado y por eso tenemos que estar atentas a los disparadores que nos hacen estallar. Tu 2018 será genial porque vas por el camino del perdón y la sanacion que lejos de ser locuras hippies son la parte humana que l dureza de la sociedad apaga a cachetadas. Bendiciones!
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Tal cual….! Espero poder sanar y avanzar este 2018. Claramente es hora. Gracias y beso grandote
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Me gustó mucho. Por lo general cuando una madre o padre está deprimido; te cae una catarata de juicios ajenos y opinologos que te dicen que tenes que ser feliz y estar feliz para que los hijos también lo sean. Como si fuera automático y obligatorio que te sientas así. Es como pretender que te olvides de todo lo que fuiste antes porque ahora sos madre y punto. No todos entienden que las heridas duelen aun
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Cuanta razón Paula. La depresión no se cura pariendo y duele los juicios, las críticas y la falta de empatía, por eso hay que ser respetuoso antes de opinar de la situación de una familia si no conocemos el trasfondo
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