A veces me pregunto si estaremos haciendo bien al ir contra la corriente, sin castigos ni presiones, apostando al desarrollo de la inteligencia emocional, de la toma de decisiones conscientes, resiliencia, empatía.
Como toda mamá, me cuestiono, me hago preguntas. Luego veo a mi hijo tratando a un perro que recién conoce con tanto amor, empatía, respeto. Y veo a mi hija de 21 meses caminando por el puerto ofreciéndole su comida a la gente que pasa y me maravillo.
Pero cuando analizo caigo en la cuenta de que, minutos antes, yo les lleve a unos abuelos que estaban sentados cerca nuestro unos bizcochos que había comprado. Me doy cuenta que más allá de los detalles cotidianos, los encuentros, desencuentros, confusiones y a veces los conflictos nuestros hijos nos ven y nos tienen como parámetro.
Hoy más que nunca, mamá o papá, trabaja en ti mismo, en tu ego, en tu paciencia, en tu tolerancia con los demás, porque tus hijos te están viendo.
Si tu hijo responde con amor, empatía, generosidad, tolerancia date una palmada en la espalda: lo estás haciendo bien.
Pero también observa cómo maneja sus emociones y pregúntate: ¿cómo reaccionas con las tuyas?, ¿Atacas o discutes fuerte con tu pareja delante de tus hijos?, ¿Gritas cuando estás enojada?, ¿insultas a otras personas en su presencia?, ¿te burlas de otros?, ¿criticas a los demás mientras tus hijos escuchas escucha? Si lo haces no te castigues pero toma consciencia, aun no es tarde.
Por Ana Acosta Rodríguez, Mamá Minimalista