Objetamos tantas cosas y nos quejamos de tantas otras, pero muy pocos son los que se cuestionan dos aspectos de la vida moderna qué, a mi entender, son la gran paradoja del siglo XXI: tenemos que trabajar jornadas de 8-12 horas para poder pagar la casa que solo usamos para dormir y el auto que nos lleva y nos trae del trabajo.
Al hacerlo debemos dejar a nuestros hijos en escuelas por la misma cantidad de horas, estudiando cosas que en su mayoría se olvidarán o nunca utilizarán, sentados por horas, tomando distancia, pidiendo permiso para ir al baño, siendo muchas veces víctimas de bulling, dejándose adoctrinar por un sistema que solo quiere seguir educando trabajadores de fábricas qué serán reemplazados por máquinas en algunos años y se quedarán con una sensación de vacío más grande que la de Los milenials.
Minetras tanto el homeschooling en algunos países está prohibido por la ley, porque se infiere que en los hijos de estas familias hay cierto grado de abandono o negligencia (“no los quieren educar porque son unos vagos”) cuando ocurre todo lo contrario.
Una familia que educa en casa no tiene ni feriados, ni recreos, ni psicopedagogos ni la labor divida entre varios docentes. La familia homeschooler o unschooler está pendiente y acompaña a sus hijos emocional y académicamente 24x7x365. Estas familias han leído muchísimo, han hecho talleres y han investigado antes de tomar una decisión respecto a la educación de sus hijos.
Este preconcepto de negligencia y de regular el ingreso al sistema educativo es entendible en países subdesarrollados donde muchos de los niños que no van a la escuela terminan siendo explotados por sus progenitores, trabajando en la calle o mendigando, por lo que tenerlos en la escuela es mucho más seguro y es una forma de control social. Pero en países primer mundistas no tiene ni pies ni cabeza la persecución de las familias que deciden educar de otra manera, siguiendo las necesidades e intereses de cada niño cómo ser único e irrepetible, respetando sus emociones y confiando en su criterio.
Si enviaran a servicios sociales a cada hogar unschooler se percatarían de la inmensa labor que estos padres hacen con sus hijos. Por suerte en muchos lugares hay criterios más amplios y flexibilidad.
Como dije en mi última entrada del blog: la crianza consciente y la elección del aprendizaje autodirigido como forma de educar no nos hace “bichos raros”, nos devuelve la humanidad que perdimos.
Por Ana Acosta Rodríguez, Mamá Minimalista.
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gracias por publicar! 🙂 https://caramelandchocolatehomeschool.wordpress.com/blog/
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Abrazo!
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Mi hijo mayor tiene diagnostico de superdotación. Yo soy medico (por desgracia) porque no tengo el tiempo para dedicarle, no hemos encontrado escuela que se adapte o que pueda enseñarle algo, y ahora en la ultima que se encontraban mi hijo menor empezó ( según sus profesores) con la misma sintomatología que su hermano. Sumergiéndonos en un abismo de soledad e incomprensión. Estoy totalmente de acuerdo con que es un sistema obsoleto. Y estoy en ese punto de toma de decisiones. Gracias por darnos voz.
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Veronica. Gracias a ti por leerme. Nadie como tú conoce a tus hijos, dice tu instinto. A la mayoría de las personas les da pánico cambiar paradigmas y la educación es un tema tabú. Pero hay dos realidades que no van a cambiar: la mayoría de los trabajos que hoy conocemos van a ser tomados por máquinas en las próximas décadas y un ser humano aprende realmente sólo aquello que le es significativo. Cualquier duda o consulta escríbeme un correo. Muchas bendiciones
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